El ojo virtual que todo lo ve... y lo censura

Páginas prohibidas
  • La censura en Internet atenaza a un tercio de los países del planeta.
  • Páginas como Facebook, Twitter o Youtube son vigiladas con celo.
  • Los países democráticos tampoco se libran del control.

Gonzalo Gregori, un joven publicista español residente en Pekín, está acostumbrado a su presencia. Son , dos simpáticos dibujos animados que representan, con facciones infantiles, la omnipresente autoridad china en Internet (Jingcha significa policía en mandarín). Cada 30 minutos aparecen en pantalla al acceder a alguno de los más importantes portales chinos, como Baidu o Sina. Su imagen puede resultar simpática, pero su presencia esconde algo perverso: vigilan lo que ves.
Youtube, Facebook, Twitter, Blogger o Wordpress son sólo algunas de las páginas a las que tienen prohibido el acceso los internautas chinos. Pero dicha prohibición no supone un gran problema para ellos. Con 420 millones de usuarios de la Red, China alberga el mayor mercado mundial de internautas. Y la mayoría de ellos saben perfectamente cómo sortear la censura a través de las llamadas VPN (Virtual Private Network, redes privadas virtuales) o proxis (servidores) extranjeros.
Google es un caso paradigmático de cómo escapar de los filtros. Desde 2003 mantiene con China una dura pugna. El mundo asiste a la batalla entre dos gigantes con filosofías incompatibles: la de Google: hacer dinero con la libertad de información. La de China: controlar esa información férreamente. Durante años, la empresa norteamericana se plegó a las exigencias chinas. Hoy, cualquiera que acceda a www.google.cn, la página de Google en el país, se encuentra con una falsa ventana y un botón que le redirige a www.google.hk, la web del buscador en Hong Kong.
La otra Gran Muralla
<p>Jingjing y Chacha.</p>"El Gobierno del Partido Comunista ve en las libertades en Internet un peligro para su hegemonía", explica Tamara Gómez, periodista española residente en el país. "Durante los noventa puso en marcha en la parte continental de China (además de en Hong Kong, no se aplica ni en Macao ni en Taiwán) lo que se conoce comoel Gran Cortafuegos, con el objetivo de controlar el contenido al que los internautas pueden acceder, a menudo bajo la excusa de acabar con la pornografía y asegurar un 'sano desarrollo' de la juventud".

Pese a que China acapara las miradas, la lucha contra la censura en Internet se extiende por los cinco continentes. Reporteros sin Fronteras calcula que la libertad de expresión en la Red está amenazada en un tercio de los países de planeta. Doce países han sido calificados por la organización como "Enemigos de Internet". Se trata de Arabia Saudí, Birmania, China, Corea del Norte, Cuba, Egipto, Irán, Siria, Túnez, Turkmenistán, Uzbekistán y Vietnam. Desde otras organizaciones, como Amnistía Internacional, su directora en el Reino Unido, Kate Allen, afirma incluso que "Internet se ha convertido en un nuevo campo de batalla en la lucha por los derechos humanos".
En contra de lo que cabría pensar, Occidente no se libra de la quema. "El verdadero peligro se halla en los países que no confiesan ejercer un control en la Red y que, sin embargo, sí lo llevan a cabo", advierte Carmen Gurruchaga, de Reporteros sin Fronteras, que alerta de aquellas naciones que "coartan la libertad bajo la excusa de garantizar la seguridad".
Múltiples casos
Un ejemplo: en la aparentemente ejemplar Australia, la lucha contra el terrorismo y la pornografía infantil fue en 2008 la excusa para que el Parlamento aprobase una ley que obliga a los proveedores de Internet a filtrar el contenido que ofrecen, con el fin de bloquear las páginas que aparecían en una lista negra. En 2009, Wikileaks denunció que en esa lista estaban páginas relacionadas no sólo con el terrorismo o la pornografía infantil, sino con temas como el póquer, la eutanasia o el satanismo.

En Argentina, el escándalo se produjo el año pasado, cuando Diego Armando Maradona y otros 70 famosos interpusieron una demanda contra Google y Yahoo porque sus nombres aparecían asociados a sitios difamatorios o de contenido sexual. La Justicia falló a su favor, y los buscadores se vieron obligados a bloquear dichas búsquedas.
En Francia, la actual ley que persigue ferozmente las descargas ilegales de contenidos protegidos por derechos de autor ha provocado un encendido debate sobre la legitimidad del Gobierno para exigir a las operadoras que les faciliten los datos personales de los usuarios.
¿Y en España? Carmen Gurruchaga lo tiene claro: "También existe censura", asegura. "Cada día más cachivaches están al servicio del poder para impedir que los terroristas o delincuentes lleven a cabo sus fechorías con éxito. Pero esos mismos artilugios, Sitel [una herramienta para intervenir conversaciones sospechosas] por ejemplo, los utilizan sobre todos los ciudadanos a los que interesa espiar".
La percepción de muchos internautas es que el anonimato les ampara, lo que deriva en una sensación de impunidad. Pero no es así. "Con una simple IP (el número que nos asigna la operadora con la que tengamos contratado el servicio de Internet, algo así como nuestro DNI en Internet), la Policía puede llegar hasta la puerta de tu casa", asegura Eduardo Salva, un informático experto en redes. Algo está claro: el ojo virtual no pierde detalle de lo que hacemos al otro lado de la pantalla.
Música que no pasa la criba
La música se ha visto sujeta a la censura en infinidad de ocasiones. En julio, Facebook censuró la portada del último disco de Scissor Sisters (en la que aparece la baja espalda de un bailarín), una fotografía del célebre artista Robert Mappelthorpe, por considerarla inapropiada. Otras plataformas, como Spotify, optan a menudo por ofrecer las versiones 'limpias' de las canciones en las que se dicen tacos.


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